En una rueda de prensa, el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, confirmó que la administración norteamericana reinició la compra directa de pesos argentinos para contener una escalada del dólar en Argentina. Además, reveló que están en marcha negociaciones para estructurar una facilidad financiera complementaria de 20.000 millones de dólares que se sumaría al swap ya vigente, con participación del sector privado y fondos soberanos.
Según Bessent, la combinación entre esa facilidad emergente y la línea de swap podría elevar el apoyo total estadounidense al país hasta los 40.000 millones de dólares. El funcionario no descartó la posibilidad de que EE. UU. adquiera deuda argentina, aunque evitó precisar montos o condiciones.
Tras el anuncio, la reacción en el mercado fue inmediata: el dólar mayorista, que había alcanzado un máximo de $1.393, retrocedió durante la sesión para terminar rondando los $1.380, mientras que en bancos la cotización osciló entre $1.395 y $1.405.
Este respaldo de Washington se da en un contexto de alta volatilidad cambiaria y financiera en Argentina, y justo en el tramo final de la campaña electoral, lo que agrega un fuerte componente político al paquete de asistencia.
