El gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha puesto en marcha una significativa reforma en la política tributaria de Brasil, estableciendo una exención del impuesto sobre la renta para los trabajadores con salarios más bajos y creando un nuevo gravamen dirigido a las grandes fortunas.
La medida, presentada como un esfuerzo por lograr una mayor justicia fiscal, liberará del pago del impuesto a millones de brasileños cuyos ingresos se sitúan en los niveles más bajos de la escala. Esta decisión busca aliviar la presión económica sobre las familias trabajadoras y estimular el consumo interno.
Paralelamente, la administración de Lula ha enviado al Congreso Nacional un proyecto de ley para establecer un impuesto a los patrimonios considerados ultrarricos, una iniciativa que afectaría a un reducido grupo de contribuyentes con bienes de extremo valor. La propuesta ha generado un intenso debate entre sectores políticos y económicos del país, mientras el gobierno defiende que es un paso necesario para reducir la desigualdad histórica.
Fuente: Jorge Yañez












